viernes, 7 de febrero de 2014

Calcuta y Mumbai

 Mi relato sobre mis vacaciones en el norte de la India termina con estas dos ciudades.

 Nuestro primer destino fue Calcuta y el último Mumbai, ambas ciudades inmensas, llenas de grandes edificios, bellos parques y amplias calles. Acostumbrada a la tranquilidad y al tamaño de Mysore, me impresionó ver la gran diferencia en estos lugares. Durante los días que estuvimos allí recorrimos grandes distancias caminando, tanto por el día como por la noche. La diferencia era que en las mañanas nos acompañaba un sol incansable y por las noches una lluvia torrencial. Sin embargo, esto no impidió que disfrutara perdiéndome por las calles de estas ciudades llenas de contrastes. Sobre las veredas se alzaban grandes edificios o importantes restaurantes y en las calles circulaban los rikshaws tirados por hombres. Hombres delgados y con las piernas curvas por sujetar, a diario, las dos varas para jalar estos autos. Igualmente, frente a las grandes edificaciones corren niños desnudos pidiendo limosna y llevándola a sus madres, que esperan sentadas en la calle envueltas en ropa sucia y rodeadas de sus pocas pertenencias en el piso. Ahora siento que puedo definir a estas dos ciudades como un antónimo: ricas y pobres, calientes y frescas, verdes y secas y, por último, limpias y sucias. 

Calcuta








Mumbai


Gateway of India.


El más grande slum en la India.

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